Durante el verano nuestros ojos están más expuestos a la luz solar, más horas de sol y más intensas. Esta exposición, junto con el cloro o la sal en los baños, puede producir molestias o síntomas como enrojecimiento, irritación, lagrimeo, dolor, molestias, visión borrosa e incluso pérdida temporal de la visión. Debemos minimizarlas con los tratamientos adecuados, o prevenirlas para cuidar el elemento más importante del vehículo, nosotros mismos. Tanto si nuestros ojos están sanos o si sufrimos enfermedades oculares que no impidan la conducción, la prevención de molestias con unos sencillos consejos preventivos, podría salvarnos la vida.
Protección del ojo frente al sol El sol es beneficioso para el ojo, ya que le obliga a mantener una actividad constante que permite ajustarse o adaptarse de la sombra a la luz. El uso indiscriminado y continuo de gafas de sol puede, a largo plazo, generar fotofobia.
Si usa lentillas, extreme su limpieza y utilice protección si realiza alguna actividad de riesgo, como un deporte o un trabajo en el que se manipulen productos que puedan entrar al ojo. Especialistas del Servicio de Oftalmología del Hospital Clínico Universitario de Valencia, aconsejan extremar las medidas de higiene de los ojos, especialmente en verano por el incremento de queratitis bacteriana, más frecuente si lleva lentillas, siendo grave si no se trata de forma temprana. En verano suele haber más casos, sobre todo por el uso inadecuado de las lentillas, bañarse, dormir con ellas, etc. Con ojos sensibles y si se padece de ojo seco, es recomendable llevar consigo y en el coche el producto recomendado por su médico para humedecer los ojos, la sequedad puede producirse en cualquier momento con la molestia que conlleva, lo que le distraería de la carretera. Acuda su médico y a su oftalmólogo. La mejor medida preventiva es la vigilancia de su salud ocular acudiendo a especialista al menos una vez al año aunque no se detecten problemas, y con más asiduidad si padece diabetes, hipertensión o colesterol, por ejemplo, o tiene más de 40 años, que es la edad a la que suele detectarse el glaucoma. Si siente fatiga ocular, recuerde, detenga el vehículo en un lugar en que esté permitido y descanse. Realice ejercicios relajantes hasta que remita el cansancio como mirar al horizonte 20 segundos sin enfocar a nada para relajarlos, cerrar los ojos sin apretar y relajar los párpados tapándolos suavemente con las manos, si están frías mejor Si observa molestias que le dificultan la visión durante la conducción, y tras parar, descansar, etc., los síntomas no remiten; avise para que le recojan y acuda a su médico para diagnosticar y tratar su dolencia y que le realice una correcta valoración del caso indicándole cómo actuar para conducir con seguridad. ¿Cómo detectar, qué hacer y cómo prevenir un golpe de calor, una insolación o una “bajada de azúcar”?
Golpe de calor e insolación se manifiestan con síntomas como enrojecimiento y calor en la cara, mejillas y frente, cefalea, náuseas y vómitos, fatiga y calambres musculares, sed intensa y sudoración y hasta alteración de la conciencia y convulsiones. Ante la sospecha de padecerlo por la aparición de algún síntoma, es preferible no conducir, ponerse a la sombra y sentarse con el cuello en extensión para favorecer la respiración, beber a pequeños sorbitos y acudir a un centro médico.
En el caso de conductores diabéticos, solicite consejos personalizados a su médico que se adecúen tanto a sus síntomas como a la medicación que toma y las circunstancias concretas, pero por regla general, como conductor debe llevar en lugar visible dentro del vehículo el informe médico de su enfermedad con el tratamiento, para que en caso de accidente pueda ser identificado y atendido correctamente. Los problemas más frecuentes y que mayor número de accidentes causan en las travesías son el exceso de velocidad, los conflictos entre vehículos motorizados y peatones, los conflictos entre vehículos motorizados y bicicletas, los movimientos de giros, la insuficiente visibilidad, especialmente en las intersecciones,…
Para calmar el tráfico, es decir reducir la velocidad de los vehículos motorizados se puede optar, según se considere oportuno, por el estrechamiento de carriles, zig-zag, franjas transversales de alerta, almohadas, pavimento de diferente textura/color, miniglorietas y segregación de flujos. Las alternativas para solucionar los conflictos entre vehículos motorizados y peatones son la segregación de flujos, los refugios, así como las pasarelas de peatones/pasos bajo nivel y orejas. La posible solución para los conflictos entre vehículos motorizados y bicicletas es la segregación del tráfico, mediante la implantación de carriles bici. Para los movimientos de giro conflictivos se plantea la canalización, la semaforización, la instalación de una rotonda o la fórmula más restrictiva, la prohibición del mismo. El estacionamiento de vehículos en zonas prohibidas, tales como intersecciones y aceras, puede solucionarse con la habilitación de otras zonas de aparcamiento claramente definidas fuera de la vía, así como con un refuerzo de los controles de estacionamiento. En las zonas de las travesías en las que se detecten problemas de visibilidad durante la noche se puede incorporar señalizaciones de advertencia reflectantes, la instalación de una iluminación adecuada, que además aumente la seguridad de los viandantes o la ubicación de balizamiento, elementos muy útiles para delimitar los bordes de la carretera y puntos singulares. |